Desde el lanzamiento de Google Maps en 2005, la forma en que nos relacionamos con los mapas se ha transformado radicalmente. De la imposibilidad volver a plegar un mapa desplegado y de la desactualización propia del papel impreso hemos pasado a tener a nuestra disposición mapas digitales con información enriquecida, GPS integrado en los coches, smartphones y tablets que nos guían y ubican allá donde estemos.
Pero cuando parecía que ya estaba todo inventado y sabiendo que aún no hemos aprovechado al máximo todas las ventajas que esta tecnología nos brinda, un nuevo actor salta a la palestra.
Hace dos años Google adquirió sigilosamente una start-up llamada Skybox. Fundada en 2009, Skybox tenía como misión concentrar la tecnología de los grandes satélites en un pequeño envoltorio, para que así fuera más versátil, económico y escalable. En 2013 lanzaron su primer satélite, Skysat-1, capaz incluso de grabar vídeos HD de un minuto y medio desde 600Km sobre la tierra (unas 70 veces la altura del Everest). Poco después lanzaron Skysat-2. Bastante impresionante para un satélite del tamaño de un minibar.
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Construcción de un satélite en el laboratorio de Terra Bella
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Que tres de sus cuatro fundadores fueran ingenieros aeroespaciales imprimió a Skybox un fuerte componente técnico. Al unirse a Google sufrió una necesaria transformación que alineó la misión de Skybox con la de la marca madre: organizar la información del mundo y hacerla accesible. Y es que Skybox no se incorporó como una empresa más dentro del paraguas Alphabet, sino que es parte integral del Google, de sus planes y de su misión de ordenar la información del mundo. Así de Skybox, la startup de mini-satélites ortofotográficos, se pasó a Terra Bella, la vértebra de Google encargada de rastrear los cambios que ocurren en la superficie desde el espacio. Y en tiempo real.
El enfoque de los satélites de Terra Bella tiene una diferencia fundamental con respecto a los grandes satélites que hoy fotografían la tierra. Terra Bella para sus satélites utiliza solo componentes comerciales, como cámaras de móvil. Con esto es capaz de reducir costes, pero para competir con los grandes satélites con ópticas especializadas, se necesita mucho trabajo detrás. Gracias a la fotografía computacional, de unas cuantas cámaras de móvil podemos obtener que capturan detalles de hasta 90cm a 600Km de altura.
Mientras que la actual infraestructura presenta imágenes de alta resolución desde 15 cm por píxel en el caso de aviones o 40 cm en el caso de satélites, con su estructura más liviana y barata, Terra Bella presenta imágenes de menor resolución pero con una versatilidad hasta ahora inaudita, que les permite grabar vídeos e imágenes y enviarlo en poco tiempo a la Tierra.
Y es que Terra Bella planea poner en órbita 24 satélites para 2020, lo que permitirá ver cada rincón de la tierra hasta 5 veces al día. Desde seguir la actividad de puertos y barcos mercantes, hasta desastres naturales y desarrollos de explotaciones mineras, Terra Bella ofrece una nueva perspectiva, y junto con la infraestructura de Google, una nueva manera de obtener datos más precisos y actuales sobre el desarrollo económico, social y medioambiental del mundo.
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